
El Papa ha agradecido a los que han hecho posible que estos pasos, imágenes extraordinarias donde la fe y el arte se unen, estén en Madrid para adentrar a jóvenes de todo el mundo en el misterio de la Cruz, en la que se encuentra la victoria y sabiduría de Cristo.

La contemplación de las imágenes de Cristo en su pasión son herramientas de oración. La belleza también acerca al hombre al Misterio, a la oración y a Dios. Avanzar en el Vía Crucis con los pasos es como caminar con Jesús durante Pasión en un ambiente de oración.

Desde la perspectiva de la entrega completa de Jesús por los hombres, Benedicto XVI provoca a los jóvenes a que se cuestionen el sentido y misión de su vida. Dios no es alguien distante o lejano del hombre y sus dilemas, se hizo hombre para poder padecer con él.

Jesús ha entrado en cada pena humana y comparte el sufrir y padecer de cada uno. De esta realidad nace el consuelo y la esperanza del hombre. Ante esta realidad, el Papa invita a los jóvenes a no pasar de largo ante el sufrimiento, donde Dios les espera para que entreguen lo mejor de ellos.

Dios quiso amar a los hombres en el abrazo de su Hijo crucificado, la mayor entrega realizada por amor. Por eso la cruz no fue el final, sino el principio de la esperanza del hombre.

El Papa concluye recordando a los jóvenes que María es su Madre. Entregada por Jesús para ser el camino directo a su corazón. Ella les sostendrá y protegerá en las alegrías y sufrimientos a lo largo de sus vidas.
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