jueves, 13 de septiembre de 2012

Peregrinación hacia TIERRA SANTA Parroquia Ntra. Sra. de Belén (Fuenlabrada) (2 al 9 de diciembre de 2011)







 El viernes día 2 de diciembre de 2011 salíamos desde Fuenlabrada un grupo de feligreses de la Parroquia  Nuestra Señora de Belén, que este año celebraban su veinticinco aniversario y era motivo más que suficiente para emprender este viaje hacia tierra Santa...



 "...Jesucristo fue a Jerusalén y murió por nosotros. Ojalá la experiencia y la Gloria de Dios la sintamos cercana, que nos de la claridad para ver las cosas y tomar las decisiones más acertadas..."

 "...Estamos llegando a las orillas del Rio Jordán, donde tendremos un bautizo de muerte y renacer a un nuevo estilo de vida, donde aceptaremos y estaremos dispuestos a ofrecer la vida por los demás y por amor...un cristiano se compromete a amar. Amar incluso a los enemigos. Cristo ofreció su vida por toda la humanidad.
Este es un momento muy importante para todos nosotros. Hemos de sacar lo negativo y siendo conscientes, ser mejores personas..."


Después de desayunar, salíamos temprano en dirección hacia el Monte de las Bienaventuranzas y posteriormente hacia Cafarnaúm.
Llegamos al Monte y allí descubrimos una basílica que se alzaba en mitad de un paisaje precioso. Es aquí donde Jesús pronuncio el sermón de la Montaña. (San Mateo 5;1-8) Nos situamos en el exterior, en una zona donde Justo se dispuso a preparar el Sacramento de la Eucaristía. Un altar y bancos de piedra situados alrededor.




 Celebramos una misa llena de emotividad y profundidad. Para la primera lectura se leyó la carta a los Corintios y luego el Evangelio de San Mateo. Las bienaventuranzas trasladadas al siglo XXI. Jesús nos propone algo más. Ser felices al estilo de Jesús.

 BIENAVENTURANZAS
Dichosos los pobres, los que no ponen su corazón en la riqueza, ni cifran su buen gusto en el lujo, ni su gozo en el despilfarro.
Dichosos los que saben compartir
Dichosos los no violentos, los que rechazan la fuerza, las armas, la guerra, la muerte.
Dichosos los que confían en el dialogo.
Dichosos los que no pueden contener sus lágrimas y están prontos a escuchar, a consolar, a compadecer, porque hacen suyas las penas del hermano.
Dichosos los limpios de corazón, los que tienen la mirada limpia, limpias las manos y la conciencia.
Dichosos los que no piensa mal ni prejuzgan al vecino.
Dichosos los misericordiosos, los que hacen sitio a todos en su corazón, saben comprender,  disculpar y perdonar.
Dichosos los obreros de la paz y la justicia, los que defienden los derechos humanos y plantan cara a los prepotentes. Su dicha colmará de dicha a todos.
Luego surgen comentarios de amigos de nuestra Parroquia:
En Nuestra Sra. De Belén hemos conocido al Dios del amor y no al Dios del temor y ha sido a través de Justo y su manera de entender a Dios…
Es la primera vez que entiendo las bienaventuranzas en el mundo actual…
Cuando nos llega el momento de la paz es emocionante e intenso. Compartir besos y abrazos frente al mar de Galilea, también nuestros pensamientos y nuestros deseos para con nosotros mismos y con los demás. Un deseo especial, buscar la paz entre palestinos e israelitas.
Después en la comunión, el momento que experimentamos es sublime, sobre todo cuando comenzamos a cantar: Tú has venido a la orilla…
Un nudo ha atravesado la garganta de más de uno de nosotros. La presencia de Dios era palpable. Allí, estábamos unos cuantos reunidos en su nombre y en medio de nosotros Jesús, agarrando nuestras manos y tirando de nosotros a pesar de nuestras debilidades humanas, abrazándonos y dándonos consuelo en cada uno de nuestros lamentos, bálsamo en cada una de nuestras heridas y como no, su ejemplo de amor al prójimo.
Las lagrimas están a flor de piel y los sentimientos afloran de una manera como nunca habíamos vivido.
Continuamos cantando la canción “Cristo te necesita para amar” y para finalizar, en la acción de gracias, “Hoy Señor te damos gracias”, en mitad de aquel paisaje y acompañándonos en nuestros cantos, los pajarillos y la belleza de la naturaleza. Así terminaron aquellos momentos llenos del Espíritu de Dios que se habían  metido por cada poro de nuestra piel.


Más tarde, sobre las diez de la mañana, teníamos programado nuestro paseo en barca por el Lago Tiberiades (Mar de Galilea). Nos dirigimos hacia allí para vivir otro momento inolvidable..."



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