miércoles, 4 de mayo de 2011

Presentación de Francisco Tovar al pregón 2011

Querido público,

Hace ya un año iniciaba mi pregón de la Semana Santa negando que fuese una casualidad que la concurrencia en esta tribuna de los dos últimos pregoneros tuviese un mismo escenario en nuestra formación cofradiera, y me refería entonces a mi querida Plaza Vieja. Tanto Lourdes como quien les habla habíamos compartido barrio de niños, y precisamente a lo que pudimos presenciar por nuestras calles, en el discurrir de misereres y procesiones, atribuyo el cómo se pudo ir forjando la imagen de la Semana Santa de Baena que hemos expresado.

Pues bien, hoy tengo que negar nuevamente la existencia de otra aparente casualidad, esta vez relacionada con la persona que ahora nos va a emocionar con su particular visión de nuestras tradiciones semanasanteras.

Quiso nuestro querido escritor y pregonero en dos ocasiones, Manolo Piedrahita, mostrar a la sociedad baenense una creación literaria denominada “El Judío de la Semana Santa de Baena “ y para ello me solicitó, como judío colinegro perteneciente a su cuadrilla, hacer una presentación de dicho libro. Al mismo tiempo sería otro judío coliblanco quien glosara su perfil literario. A este amable requerimiento yo no pregunté el nombre de quién compartiría conmigo aquella tribuna. Llegado el momento allí se encontraba Lola Cristina y créanme que tras su intervención, todos los allí presentes tomamos nota del escogido verbo de quien dentro de unos instantes nos pregonará.



De modo que tampoco considero yo que fuese una casualidad la concurrencia con la hoy-pregonera en un acto cofrade, sino más bien creo que era el momento en que Lola Cristina fue elegida para que todos la conociéramos, para que aquellas personas que tenían la responsabilidad de saber escoger a quien nos reviva la Pasión del Señor, y para que aquella chica que en su interior tenía algo grande que contarnos tuviera la oportunidad y el atrevimiento de decirnos a todos que en el futuro podríamos contar con ella, con su conocimiento y con su cariño hacia nuestra Semana Santa. Hoy tendrá la oportunidad más grande de hacerlo, y créanme que a mí no me cabe ninguna duda que lo hará de un modo brillante y lleno de emoción.

Pero no crean ustedes que este bagaje cofradiero que se le supone a cualquier pregonero lo ha adquirido Lola Cristina como espectador, más interesado que otros, en aceras, tertulias y textos relativos a Pasos y Cofradías. En su caso esto no ha sido así. Nuestra pregonera tiene por bandera en los días que se aproximan la participación activa en las Hermandades. Y así lo ha hecho a lo largo de su vida, superando algunos estereotipos inherentes a su condición de mujer.




Comienza su andadura, nada más y nada menos, que tocando el tambor de chillones, ¡ahí es nada!, junto a sus tíos y primos en la turba de judíos coliblancos. En un principio lo haría en la sexta cuadrilla, aunque llegado el momento, no dudó en seguir a su tío Diego Luis en la reorganización de la cuarta.

Yo creo que aquí reside el sentimiento más profundo y arraigado a la participación en la Semana Santa de quien ahora nos pregonará. De mis charlas con ella he podido comprender que la fuerza que emana de esta judío coliblanco, aquella niña que hizo bandera del tambor de hombres, no tiene parangón con cualquier otra devoción con la que Lola Cristina vive la Pasión de Cristo en las calles de Baena.

En este tiempo transcurrido siempre me la he imaginado con una pluma legendaria surgida de un olivo en la noche eterna, la noche traicionera, soñando despierta, en vela, para que nada de sus sentimientos cofrades quedara en olvido. Como pueden imaginar siempre he visto a Getsemaní teñido del blanco de su cola. En el calendario de aquellos sueños tocaba un miércoles, Miércoles Santo.



Antes de este irrumpir de tambor de nuestra pregonera, en el punto de partida de esta Semana de Pasión, arropada por las palmas y ramas de olivo. Rodeada de la inocencia hecha procesión y bajo la tierna mirada de su Borriquita, Lola Cristina acompaña al Señor por nuestras calles. He aquí otro sentimiento de ternura que habrá influido en la glosa que pronto se iniciará.


Y ya por último, nuestra pregonera hará estación de penitencia la noche del Viernes Santo, acompañando en el luctuoso camino al Cristo yacente, cerca de su amigo Juan. Es su tercera advocación y su implicación en ella llega hasta el punto de que hoy tiene encomendada la tarea de plasmar en las actas el acontecer de la Hermandad ostentando el cargo de Secretaria.

Con todo esto ya podemos ir comprendiendo que las palabras que salgan de sus labios y que pudieran haber nacido de sus recuerdos y su corazón, no son fruto de una preparación más o menos erudita de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, sino que Lola Cristina las ha vivido y ahora ha llegado la ocasión de pincelarlas para nosotros.

Si de méritos se debe hablar en la presentación de un nuevo pregonero, para mí hay un hecho que junto a los ya relatados, tiene, si cabe, una singular marca o signo en nuestra pregonera. Se trata de otra señal que la acompaña desde su nacimiento.



Lola Cristina, tienes nombre de pregonera, pues por Cristina, Cristo se hace presente entre nosotros cada día y en Lola tenemos aquella madre piadosa que del Ángel se fió y que procesiona por nuestras calles bajo tantas advocaciones.

No podría yo superar aquella bonita dedicatoria que desde su familia le han regalado:

Dolores llevas por nombre,
Dolores me amadrinó,
Cristina, por el Hijo santo,
Cristo, Hijo y Salvador.

¡Cristina por el mismo Cristo!
¡Dolores por la Madre de Dios!
¡Que sepa Baena entera,
de donde emana tanto amor!

Y tras escuchar estas profundas reflexiones de fe cristiana me atrevo a decirles que si la Semana Santa de Baena es un balance entre la fe y la tradición, en esta pregonera que ya esta pronta a comenzar, el sentimiento cristiano se hace patente en su vida diaria y le sirve de acicate para afrontar los retos personales y profesionales con una visión más solidaria, humilde y caritativa, valores que sin duda exaltará de inmediato.

Así pues ya solo me resta pedirles mucha atención al canto de la Pasión que se aproxima. Solicitarles todo el cariño que guarden en su corazón para arropar a esta pregonera, que seguro tantea los folios en su mente. Rogadles comprensión en el color de sus palabras, seguro que serán más coliblancas que nunca.

Ya solicito más silencio si cabe. Ya toca atenuar la luz de esta tribuna. Y desde aquí, Lola Cristina, pregonera con mayúsculas, te cedo la oratoria, que la tuya es la se debe oír cuanto antes.


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